El último Reporte de la Situación Mundial de las Energías Renovables 2015 coloca a España como uno de los 20 países líderes en producción de energías renovables en el mundo. El país líder en capacidad de poder renovable es China, seguido por Estados Unidos y Alemania. España se ubica en el puesto 17 del mundo, con más del 50% de su producción total renovable procedente de la energía eólica. Si dividimos los kilovatios renovables que producimos, España se sitúa en cuarta posición del mundo, sólo superada por otros tres países europeos, Dinamarca, Alemania y Suecia, curiosamente países con una climatología mucho más adversa.
Las energías renovables son uno de los principales medios que tiene actualmente la sociedad para obtener energía sin coste medioambiental, con el objetivo de ayudar a crear una realidad más sostenible. Desde finales del siglo XX, la producción de estas energías en España ha sido fuertemente impulsada por los diferentes gobiernos, al punto de que hoy en día España es uno de los 20 países líderes en esta producción. De acuerdo con este informe, las energías renovables generan más de 7,7 millones de puestos de trabajo en todo el mundo y representan el 28% de la capacidad de generación de energía del mundo.
Las fuentes renovables de energía vuelven a marcar el ritmo en el sistema eléctrico nacional. Casi el 40% de los kilovatios que recorren la red eléctrica española han sido generados por el viento, el agua, el sol o la biomasa. La mayor parte de la energía renovable española corresponde a la energía eólica, ya que el viento generó cerca del 23% de toda la producción energética española, muy por encima del 4% de la energía fotovoltaica, y con cifras similares a la energía nuclear (23%) y al carbón (16%).
Las fuentes renovables de energía vuelven a marcar el ritmo en el sistema eléctrico nacional. Casi el 40% de los kilovatios que recorren la red eléctrica española han sido generados por el viento, el agua, el sol o la biomasa.
Los beneficios de las energías renovables son numerosos. No contaminan, son la fuente energética más limpia conocida hasta el momento, son fáciles de desmantelar, y, a diferencia de las energías nucleares, sus residuos no deben ser custodiados durante millones de años. Los beneficios no acaban aquí. Las renovables también generan una mayor autonomía del país, fomentan la creación de empleo y favorecen el crecimiento de la economía. El aspecto más importante, sin embargo, es que las energías renovables, a diferencia de los combustibles fósiles, son inagotables.
Las fuentes de energía limpia son, por otro lado, las únicas que permitirían sentar las bases de un nuevo modelo energético eficiente, tanto en lo económico como en lo ambiental. España, por ejemplo, gasta más de 158 millones de euros al día para importar una energía que se podría generar simplemente con el sol y el viento. En total, la factura anual española en combustibles fósiles asciende a más de 45.000 millones de euros. Con un sistema energético basado en las energías renovables cada familia española podría ahorrar, según un informe de Greenpeace, una media de 406 euros anuales en su factura eléctrica.
Ante tantas ventajas, ¿por qué aún se usan otras fuentes de energía no renovables? La respuesta hay que buscarla en el elevado coste de las inversiones iniciales y en el elevado tiempo que se necesita para amortizarlas. Otro de los inconvenientes es su disponibilidad. No siempre hace sol ni siempre sopla el viento suficiente como para producir la energía que necesitamos. Sin embargo, el Ministerio de Industria, Energía y Turismo ha diseñado la nueva Planificación Energética 2015-2020 con el objetivo de que las energías renovables aumenten su papel en el abastecimiento energético del país: Industria aspira en su planificación a que las renovables produzcan el 36,7% de la electricidad en 2020.
Para alcanzar el objetivo, el Gobierno contempla un cambio en la estructura de generación energética de manera que el carbón, el gas natural y los productos petrolíferos reduzcan su peso, frente a un incremento en la contribución de las renovables. Para conseguirlo se realizarán inversiones por valor de 4.600 millones de euros, buena parte de los cuales se dedicarán a mejorar la red de transporte de electricidad durante los próximos seis años con el objetivo de garantizar el suministro eléctrico del país.