Volver de las vacaciones nunca es fácil. La reincorporación a las rutinas laborales puede convertirse en un verdadero problema, el famoso síndrome postvacacional, que impide retomar nuestras obligaciones al 100% e, incluso, conciliar la vida laboral con la familiar. ¿Cómo se manifiesta el síndrome? Estrés, tristeza, irritabilidad, malestar psíquico, desmotivación y depresión son algunos de los síntomas que anuncian que el síndrome postvacacional nos ha cazado a nuestra vuelta al trabajo tras unos días de vacaciones.
Si estos síntomas se prolongan en el tiempo, tenemos un problema. Nuestra productividad caerá en picado y los síntomas de acentuarán como una especie de pez que se muerde la cola. Para evitarlo, antes de irte de vacaciones es conveniente que establezcas una serie de pautas para que la adaptación de vuelta a la rutina laboral sea más llevadera y mucho menos traumática y evitar que el cambio brusco borre inmediatamente el efecto de descanso de las vacaciones a la hora de volver al trabajo.
Repasemos algunas de estas pautas que nos ayudarán a no caer en los brazos del tan temido síndrome post-vacacional:
Empezar sin prisas. Para evitar que nuestro ánimo se venga abajo a la primera de cambio es conveniente empezar poco a poco, aumentando paulatinamente el ritmo de trabajo. No intentes recuperar el trabajo acumulado en sólo una semana. Prioriza las tareas. Aborda primero las tareas que necesiten una respuesta urgente y posterga las reuniones y decisiones más importantes para la segunda semana de tu vuelta al trabajo. Si te reincorporas sin prisas, gradualmente, tu rendimiento irá aumentando poco a poco y conseguirás esquivar el estrés postvacacional.
Actitud positiva. Si mantienes una actitud positiva podrás afrontar mejor el estrés y las dificultades a la vuelta al trabajo. Piensa, por ejemplo que, gracias a que has vuelto al trabajo el próximo año podrás volverte a ir de vacaciones. Eso te ayudará a ver el trabajo como el medio para disfrutar de tu vida cotidiana y te dará ánimos para iniciar un nuevo ciclo que culminará con otro periodo vacacional. Ni se te ocurra pensar en los días, semanas y meses que faltan para las siguientes vacaciones. Focalízate en tus objetivo inmediatos y como dicen los ingleses, take it easy!
Antes de irte de vacaciones es conveniente que establezcas una serie de pautas para que la adaptación de vuelta a la rutina laboral sea más llevadera y mucho menos traumática
No apures hasta el último día. Es conveniente intentar no alargar las vacaciones hasta el último minuto. Si un domingo llegas de viaje y el lunes te reincorporas al trabajo, no descansarás lo suficiente y combinarás el estrés en el hogar con el estrés laboral. Lo mejor es volver de las vacaciones al menos dos o tres días antes, para tener tiempo suficiente de descansar, organizar y planificarlo todo.
Actívate. El ejercicio, las actividades de ocio en el tiempo libre y la relajación pueden hacer que la vuelta al trabajo se te haga menos cuesta arriba. Aliméntate bien y respeta las horas de descanso. En forma y con un buen estado de ánimo, el regreso seguro que será más fácil.
Comunícate. Intenta tener una buena comunicación con los compañeros de trabajo. Comparte con ellos tus experiencias vacacionales y tus preocupaciones. No estaría de más mantener una reunión informal con el equipo para ponerte al día de lo que ha pasado mientras estabas de vacaciones y para planificar como abordar el nuevo curso sin que el estrés ralentice el trabajo del grupo.
Adopta nuevos hábitos. Seguro que durante las vacaciones iniciaste alguna actividad que te sedujo, como salir a correr por las mañanas, pasear a última hora de la tarde o desayunar tranquilamente leyendo el diario. ¿Por qué no las incorporas a tus rutinas diarias? Te ayudarán a no pensar en las vacaciones y a que la transición a la vida laboral sea menos traumática.